domingo, 17 de diciembre de 2017

a óscar, a gunther, menos


data de un día que no tenía diferencia de cualquier otro en un marzo de 2017 
aún guardamos las baquetas

y ya está, ha cesado el redoble

"así, mi tarea es la destrucción"
la odisea de una chica leyendo el tambor de hojalata ha sido ardua y lenta y árida, ¿cuál ha sido la retribución? un niño-hombre con tanta malicia como la que conservan los recuerdos de la infancia que no se dejan consumir, sino que se nutren y se pudren, que rompe cristales con su voz, la historia completa de dánzig o gdansk, un territorio en busca de su identidad, de banderas pisoteadas, de niños que no se hacen hombres, un tambor blanco y rojo que, si bien una chica decide seguir los edictos de la semiótica y ver en un tambor un símbolo, un apéndice extirpado, un son de guerra y de ruinas, suena y suena hasta que se pierde como un corazón de un niño de 92 centímetros de altura (¿tuvo corazón el niño para empezar? ¿no le bastó su corazón en el correo polaco a jan bronski, tan cobarde, tan humano, tan de ojos azules que recuerdan a las olas bálticas, cuando fue acribillado en el correo polaco como lo fueron todos ante otros ojos tan azules como el cielo impertérrito?)

¿qué más, qué más? una caída metafísica, las cuatro faldas, ¡dios, el jesucristo resucitado en el corpus cruel, bendiga las cuatro faldas de mamá truczinski!, una cabeza de caballo, un circo, una maría que no es hermosa, ni es memorable, pero es pura, purísima, hágase en mí tu voluntad, óscar, hágase en mí tu voluntad, dulce burbujeo del efervescente, una luz que sale de una bombilla, la pregunta ¿axiomática, óscar? de quién fue primero, el amor o el pathos, una desesperanza más grande que la que merecen todos los pecadores (todos los matzerath, ¿por qué no decirlo?) en sus espaldas, goethe y rasputín batiéndose en duelo, dos pulsiones viscerales, ¿qué eres tú, óscar?, un músico de jazz (oh, la música, siempre la música, inasible, intangible, inhumana), una traición a un pedazo de hojalata (miles de pedazos si somos muy puntillosos, esa sinécdoque, la parte por todos los tambores del mundo)

ya ha cesado el redoble, el gato, el ratón, los perros me dan absolutamente igual, una ya puede decir con ciertos reparos que no está mal el librillo, es legible, hay mucha blasfemia y mucha violencia indiferente que no es nada nuevo, mucho estadío de las cosas que sobreviven a la tragedia tan apegadas a la existencia, hay un reconcilio final y tú, lector, te preguntas si demasiadas páginas pueden no ser suficientes

una chica puede decir que ya es libre del tambor y de óscar

querido mío, grita ahora en alguna otra parte

martes, 8 de agosto de 2017

diy



lo primero es enamorarte
del olor en el supermercado
del cielo contaminado
de las personas que te aseguran que en ti arde un amanecer
hay un mueble a punto de romperse sobre el que está pinturrajeado

lo segundo es olvidarte de todos sus nombres
no es tan difícil, empieza por el tuyo
así en tu boca no quedarán más que ecos que hacen más fácil caminar

lo tercero, el incendio
haz que la pira duela
no sólo tiene que quemar dentro
y si no hay nada entre los dientes
tampoco habrá saliva con la que tratar de apagarla

lo cuarto es dejar de dormir
tus sueños están llenos de niñas subidas en columpios
con corazones saltarines
cállalas, mátalas
parecen demasiado encantadoras al principio
como todo lo que empieza siendo hermoso
si te sacas los ojos, no tendrás que verlas

lo quinto es la indiferencia
ya no te dan miedo las agujas
ni los silencios
ni los lugares oscuros
donde antes estabais tú y el deseo mortificante de que hubiera alguien más
ahora estáis tú y tu aliento

lo sexto es la cauterización
no hace falta saber lo que significa
simplemente sucede

por último, una palabra
una melodía
good job, cowboy
se abre ante ti la luna

miércoles, 18 de mayo de 2016

azul

 y ahora que tenemos que decir adiós
¿adónde iremos?
¿qué buscaremos?

entre los espacios del dentro y el fuera
el aquí y allí
el tú y el ellas
no podemos recordar lo que fuimos
lo que tuvimos
y cómo lo perdimos

detrás,
no dejamos más que polvo y el humo en el que nos convertimos


adelante,
un verano que dura y dura y dura
como el océano en calma que murmura y murmura y murmura
ten tu arena y tus sueños de ser invencible
devuélveme mi sal y mi deseo de arder irresistible

nos deslizamos tan apaciblemente
como derrelincos insalvables
como carabelas inseparables
por estas habitaciones tan ligeramente

¿de qué nos sirve esta casa si no hemos sabido cómo vivir en ella?
¿de qué sirve una cama una ventana un cenicero si no hay nada que habite en ellos?
¿de qué servimos si no sabemos despertar sin resuello?

en este cuarto de baño nos preguntamos
¿cuánto pesa una veinteañera?
y sólo ahora entendimos que es una pregunta trampa

su peso no se reparte
se mueve fluctúa y se comparte
entre los taburetes de los bares en los que se desgañitado
entre las calles de estrellas agónicas en las que se ha encontrado
entre las bocas ajenas y amargas que ha perdonado

junto a este horno hemos visto más azul que todos aquellos que no sabían darle forma
el azul de unas paredes en las vislumbraste tu ser y tu nombre
el azul de una luz que no te ciega hasta que no está dentro
el azul de un poema un verso un chillido que jamás estará muerto
el azul que no es azul pero maldito él que siempre fue cierto

junto a estas puertas pesarosas
han levitado tres anhelos
tres laberintos
tres cielos

una fuma cigarrillos con las manos doloridas
qué pena de niña que no sabe vivir si no es a escondidas

la otra lleva una constelación en la cara
y un asterismo en la almohada

la última se ríe de vez en cuando
pero siempre que lo hace amanece de nuevo deslumbrando

ya hemos dicho adiós
¿adónde vamos?
¿qué buscamos?

una razón para danzar
un alivio que esperar
una cama una ventana un cenicero que habitar
un color que inventar

recuerda que la luna que vive debajo de tu piel
es azul
pero también es roja y verde