data de un día que no tenía diferencia de cualquier otro en
un marzo de 2017
aún guardamos las baquetas
"así, mi tarea es la destrucción" |
¿qué más, qué más? una caída metafísica, las cuatro faldas,
¡dios, el jesucristo resucitado en el corpus cruel, bendiga las cuatro faldas
de mamá truczinski!, una cabeza de caballo, un circo, una maría que no es
hermosa, ni es memorable, pero es pura, purísima, hágase en mí tu voluntad,
óscar, hágase en mí tu voluntad, dulce burbujeo del efervescente, una luz que
sale de una bombilla, la pregunta ¿axiomática, óscar? de quién fue primero, el
amor o el pathos, una desesperanza más grande que la que merecen todos los
pecadores (todos los matzerath, ¿por qué no decirlo?) en sus espaldas, goethe y
rasputín batiéndose en duelo, dos pulsiones viscerales, ¿qué eres tú, óscar?, un
músico de jazz (oh, la música, siempre la música, inasible, intangible,
inhumana), una traición a un pedazo de hojalata (miles de pedazos si somos muy
puntillosos, esa sinécdoque, la parte por todos los tambores del mundo)
ya ha cesado el redoble, el gato, el ratón, los perros me
dan absolutamente igual, una ya puede decir con ciertos reparos que no está mal
el librillo, es legible, hay mucha blasfemia y mucha violencia indiferente que
no es nada nuevo, mucho estadío de las cosas que sobreviven a la tragedia tan
apegadas a la existencia, hay un reconcilio final y tú, lector, te preguntas si
demasiadas páginas pueden no ser suficientes
una chica puede decir que ya es libre del tambor y de óscar
querido mío, grita ahora en alguna otra parte
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