domingo, 29 de abril de 2012

Había una vez una chica…

…que tenía la cara salpicada de pecas y el pelo rubio como los rayos del sol. Una chica que llevaba vestidos como las princesas en los cuentos de hadas y bailaba, bailaba y bailaba.

Sonreía tanto que le dolían las comisuras de la boca y los dedos de los pies de tanto danzar. Y por la noche se sentaba junto a la ventana y observaba a las estrellas cantar.

Y en ese pequeño momento del día, cuando no se sabe si es de noche o de día. Cuando el cielo se llena de pinceladas rojas, rosas, naranjas y púrpuras. Cuando todos sueñan tanto que que es como si no soñasen, le gusta coger cuchillas, afiladas, puntiagudas y sonrientes, debajo de su colchón y clavárselas en la piel, blanda como mantequilla caliente. Y la sangre traza autopistas sobre sus muñecas, sus antebrazos, sus caderas y sus muslos. Y el amanecer ser rasga como el papel para caer a sus pies hecho pedazos.

Con una gran sonrisa (una sonrisa llena de tristeza y llantos ahogados y amaneceres destrozados) se venda los brazos con delicadeza y se pone su suéter más colorido.

En su casa, los espejos están cubiertos por sábanas.

-Eh, retrasada.

Ella se da la vuelta de puntillas. Como si levitara. Como si tuviera alas.

-¿Sí?

-Te sangran las manos, mono de feria.

-¿Intentas llamar la atención, zorra egoísta?

-Métete al vertedero del que nunca debiste salir.

Ella hace una reverencia, se esconde las manos tras la espalda grácilmente y se aleja, dando saltitos. Como si fuese un hada.

3 comentarios:

  1. Leía yo tu blog, relato tras relato, y me parecía bien bonito. Dulce. Verdadero (no hay nada mejor).
    Pero ya está. Quiero decir que a veces leo algo y pienso "si has escrito esto, ráptame y llévame al infinito de donde robas los cuentos".

    Y entonces he llegado a este relato y he leído que los cuchillos cortaban carne de mantequilla, bajo las sábanas, y el amanecer se rompía en pedazos. Si has escrito esto, ráptame y llévame al infinito de donde robas los cuentos.

    Y es un relato tan bueno que no se merece que le ensuciemos los bajos con la caja de comentarios. Busca un pergamino y cuélgalo en una pared que nadie vea.

    Besos y gracias,
    Sawako :3

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