domingo, 30 de enero de 2011

participo en el sorteo del Tiramilla con el siguiente texto

Vivo en un lugar donde el silencio se mueve. No bromeo. El silencio realmente se mueve, se retuerce, fluctúa, corre y salta. Además, es especialmente ruidoso Por mucho Hush Hush que le digas, su cacofonía va en un crescendo. Habita el castillo ambulante. De ahí lo del movimiento. Pero ese silencio no nos deja dormir por las noches, así que queríamos buscar una llave que abriese el castillo y pedirle más silencio al silencio. Pero esa llave está escondida en la casa de los mil pasillos, cosa que me desalentó porque son mil pasillos para buscar una llave diminuta. Lo peor es que esa misma casa también está cerrada a cal y canto y también necesita una llave. Por lo que me vi obligada a realizar un éxodo para dar con la llave que abría la casa que contenía la llave para abrir el castillo para decirle al silencio que “¡chitón! No nos dejas dormir por las noches.” En mi éxodo, me di de bruces con el castillo en el aire, primo hermano del castillo ambulante, pero como estaba suspendido en las nubes, no quise aventurarme por allí. Sí que me aventuré por Incarceron que realmente parecía contener la llave que estoy buscando, pero tan patosa que soy, me quedé allí encerrada. Menos mal que Finn y Claudia me ayudaron a escapar y después me dieron una buena reprimenda por meterme donde no me llaman. Les pedí la llave y me dieron un par de collejas cada uno. Después, me llevaron al camino de vuelta y me amenazaron con que si se me ocurría regresar, me encerrarían ellos mismos. Así que tuve que retornar a casa con las manos vacías, cansada y fatigada. El silencio seguía sin moverse. Nos vimos obligados a conjurar a las hechiceras desde el mundo de las sombras, pero ellas muy ariscas nos contestaron que ahora mismo no estaban disponibles ya que se debatían en la Guerra de las Brujas. Así que los artificios mágicos no nos iban a ayudar a dormir tranquilos. Como la búsqueda y la invocación habían dado resultados infructuosos, el silencio sigue haciendo de las suyas. Y por fin he descubierto un buen remedio, ¡unos buenos tapones para los oídos!

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